domingo, 14 de enero de 2018

Insurrecciones cinematográficas


fotograma: Anna 6-18, Nikita Mijalkov (1995)

"¿Cómo luchar contra las respuestas burocráticas, contra las instrucciones que no son decisiones sino aplazamientos de decisión?

¿Contra el eterno mañana?
¿Cómo explicar la intolerancia hacia el talento y la tolerancia hacia las nulidades?
¿Cómo distinguir la cobardía de la prudencia, la verdad de la simulación, el juego del no juego, la pose de la emoción, el hecho de la fábula?
Comprendo que se prohíba o que se autorice. Pero ¿qué hacer si ni se prohibe ni se autoriza? ¿Si se mete en el congelador y se deja refrescar? ¿Qué hacer ante los aplazamientos y las lentitudes interminables...?
¿Cuales son los medios adecuados para salvarlo? ¿Son buenos todos los medios, esos habituales medios detestables, esos medios despreciables y envilecedores, esos medios deshonrosos a los que recurren en cada ocasión los chapuceros y los mercanchifles?
¿Es posible utilizar medios de baja estofa cuando se lucha por una causa elevada?
Yo, evidentemente, no puedo.
Y de ahí mi odio hacia esos medios.
(...)
No es posible escribir de antemano en un guión documental: "Ivanov se ha ahogado mientras se bañaba." ¿Quién puede saber si se va a ahogar, y ni siquiera si se va a bañar?
Seguirá viviendo, sonriendo y jugando al ajedrez, pese a la indicación del guionista según la cual debía bañarse y ahogarse.
En los filmes documentales que tienen por tema el comportamiento del hombre, no es posible utilizar los procedimientos y los esquemas habituales de producción. Es preciso el plan de operaciones diferente expuesto en el proyecto de laboratorio de creación."

Dziga Vertov, Memorias de un cineasta bolchevique. Ed: Capitán Swing

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