sábado, 2 de marzo de 2019

Fotogenia

Por otra parte, el cine es una lengua, y, como todas las lenguas, es animista, es decir, presta apariencia de vida a todos los objetos que dibuja. Cuanto más primitivo es un lenguaje, tanto más marcada tiene esta tendencia animista. Es innecesario señalar hasta qué punto es primitiva la lengua cinematográfica en sus términos y en sus ideas; no hay, pues, por qué asombrarse de que sea capaz de prestar una vida tan intensa a objetos tan muertos como los que dibuja. A menudo se ha señalado la importancia casi divina que adquieren, en un primer plano, los fragmentos de cuerpos, ¡los elementos más fríos de la naturaleza! Un revólver en un cajón, una botella rota por el suelo, un ojo circunscrito al iris se elevan mediante el cine a la categoría de personajes del drama. Al ser dramáticos, parecen vivos, como si estuviesen situados en la evolución de un sentimiento.
Incluso me atreveré a decir que el cine es politeísta y teógeno. Las vías que crea, haciendo surgir los objetos de las sombras de la indiferencia a la luz del interés dramático, estas vías no tienen nada que ver con la vida humana. Estas vías son paralelas a la vía de los amuletos, de los gris-gris, de los objetos amenazadores y tabú de algunas religiones primitivas. Creo que si se quiere comprender cómo un animal, una planta, una piedra pueden inspirar el respeto, el temor, el horror, tres sentimientos fundamentalmente sagrados, hay que verlos vivir en la pantalla sus vidas misteriosas, mudas, ajenas a la sensibilidad humana.

A propósito de algunas condiciones de la fotogenia, Jean Epstein.


Fuente, texto completo: http://www.cinefagos.net/index.php/documentos/444-a-proposito-de-algunas-condiciones-de-la-fotogenia.html


fotograma: Meshes in the afternoon, Maya Deren.


Planificado de forma visual, notas sobre cine "personal" y cine "industrial


Una de las consecuencias del método de cadena de montaje en la
producción, es que la contribución de cada individuo debe encajar con la de los
otros. Incluso los trabajadores de la industria atestiguan el triste hecho de que los
montones de comunicaciones y las horas de conferencias que se necesitan para
lograr esto, puede tener un efecto atrofiante hasta en la mente más original. Las
justificaciones, defensas, verbalizaciones y racionalizaciones a las que debe
someterse una idea inspirada y sensible destruirá tarde o temprano todo su espíritu y
su impulso. ¿Y por qué el individuo que tiene la envidiable oportunidad de seguir el
curso de su inspiración, independiente de jefes de producción, etc., debería volver a
enfrentarse tozudamente a esos obstáculos?
Hay riesgos, por supuesto; y además, está todo el peso de ser el único responsable
del fracaso de tu idea. Pero el riesgo del fracaso es parte de todo acto original o
creativo; es un requisito y un privilegio de cualquier actividad experimental. Los
bajos presupuestos que dedico a hacer mis películas protegen mi derecho a
experimentar y a fracasar.

Modos de ver



La Cámara aislaba apariencias instantáneas y al hacerlo destruía la idea de que
las imágenes eran atemporales. O en otras palabras, la cámara mostraba que el
concepto de tiempo que pasa era inseparable de la experiencia visual (Salvo en las
pinturas). Lo que veíamos dependía del lugar en que estábamos cuando lo veíamos. Lo
que veíamos era algo relativo que dependía de nuestra posición en el tiempo y en el
espacio. Ya no era posible imaginar que todo Convergía en el ojo humano, punto de fuga
del infinito.
Esto no quiere decir que antes de inventarse la Cámara los hombres creyeran que
Cada cual podía verlo todo. Pero la perspectiva organizaba el campo visual Como Si eso
fuera realmente lo ideal. Todo dibujo O pintura que utilizaba la perspectiva proponía al
espectador como Centro único del mundo. La cámara —y sobre todo la cámara de Cinele demostraba que no era el Centro.

Modos de ver, John Berger.

https://www.youtube.com/watch?v=RqCaIStNL6c