martes, 15 de octubre de 2019

Ver&Poder: Taller de cine amateur formato intensivo.







VeryPoder: Taller de cine amateur.
Intensivo de 6 encuentros.

El cine como ilusión de movimiento, la cámara como arma y el mundo como escenario.
Fugando de las formas cerradas de la narración, abrazamos la urgencia de las formas mínimas desde las primeras vanguardias hasta el cine contemporáneo.
Entre quien filma y quien es filmado, entre las imágenes frankestenianas que reviven la memoria de los caídos en rebelión y quienes siguen en pie de guerra, se alza la Potencia contra el imperativo del Poder.

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La propuesta del taller es teórica y práctica: Por un lado recorrer una serie de obras que nos permitan reflexionar y ejercitar nuestra mirada, haciendo un recorrido alternativo por la historia del cine.
En paralelo, una serie de ejercicios que comprenden la escritura, la filmación y/o el montaje que nos invitan a una indagación profunda en los motivos subterráneos que nos llevan a hacer cine y en sus consecuentes posibilidades expresivas.

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6 encuentros
teórico-práctico
jueves 19 hs.
espacio Tres16 (Colegiales)
desde el jueves 24 de octubre
Coordina: Azul Aizenberg (Yuna Riglos)

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info e inscripciones: verypoder@gmail.com

Sobre Ver&Poder. Un esbozo de manifiesto.


En un contexto de creciente institucionalización del arte en el mundo entero y una debacle económica y política que arrastra las propias instituciones de la cultura hacia la desidia, pensamos que es necesario poner en acción prácticas de aprendizaje y producción artística por fuera de aquellos envases estériles y elitistas que son las carreras y los institutos supuestamente dedicados a la producción y promoción de la cultura. 

Ver y Poder nace como espacio para quienes deseamos fugar de ahí hacia otras formas de pensar y hacer cine, entendiendo nuestras pequeñas producciones e intercambios como dispositivos que puedan volverse parte de determinadas discusiones o intervenir en el mundo saliendo de los círculos elitistas en donde circula el cine y las personas que lo producen. No poseemos una respuesta ni una fórmula, queremos permanecer abiertas a la(s) pregunta(s).

La escritura de guiones separada de las condiciones de producción, la búsqueda de financiación, las condiciones de un rodaje, muchas veces se presentan como situaciones excepcionales, necesitadas de sus propios tiempos de desarrollo, cada vez más acelerados por la precarización de las condiciones de vida y el aceleramiento sobrehumano que proponen las redes. Tiempos que pauta una Industria que, para ir más lejos, podemos afirmar que en este país no existe ni hay señales de que vaya a existir. Existe si, una precaria imitación de las formas tradicionales de la producción cinematográfica con subsidio estatal. Películas que se producen en condiciones que, sostenemos, esterilizan las formas más subversivas del cine relegando a los films a la condición de meros reproductores de una forma de producir y una forma de ver y oir que, pensamos, subestima a lxs espectadorxs negándoles la experiencia convulsiva que el cine desde sus origenes es capaz de generar, les oculta su parte maldita. Estas condiciones de producción requieren de tiempos acotados, equipos humanos enormemente numerosos y tecnologías de altos costos: todo lo cual nos aleja de una conexión profunda con la vida, con el otrx o con la propia materia cinematográfica. Poner nuestra práctica en contacto con la vida es uno de los objetivos de Ver y Poder. 

En oposición al glamour de la “buena fotografía” y los guiones efectivos pero también a las formas tradicionales de la búsqueda de financiación que determinarán el camino y la forma de un producto final, Ver y Poder pretende ser una invitación a ir en búsqueda de las posibilidades expresivas de las limitaciones y una explotación de nuestros materiales que se permita abandonar el imperativo de los fines. Es decir: Filmar con lo que tenemos. O bien, no filmar: robar y apropiar archivo, saboteando los planes originales de toda clase de producciones para ponerlas al servicio de una narrativa que (se) revele las formas opresivas con las cuales el cine se ha constituido históricamente como ventana del mundo. Encontrar las posibilidades expresivas de los precarios medios con los que contamos, enunciar y dar cuenta de que en su condición minoritaria reside justamente su carácter político. Esto, entendemos, es hacer cine políticamente.

Desde que el cuerpo humano se convirtió en una mecánica visible a través de los primeros
dispositivos que pusieron en movimiento imágenes fijas, las tecnologías no han descansado
en el ejercicio de construir para nuestros ojos los placeres que nos es lícito mirar y las
perversiones que han de ser ocultadas, con la flexibilidad suficiente para adaptarse y
reformularse a los cánones de cada nueva época. La cámara de Muybridge, antecedente de lo que conocemos como cine, objetivó a animales y personas en sólidas placas inmóviles. Estudiando los cuerpos humanos para un mayor rendimiento en la era de los grandes avances tecnológicos del capitalismo, creó un dispositivo de visión que reunió la intención de vigilancia con la creación de las primeras puestas en escena, le presentó al mundo la posibilidad de la ficción. Así como todo documento de civilización es también un documento de barbarie, no podemos desandar la historia del cine sin recorrer simultáneamente la mirada colonizadora y su opuesto, un (des)montaje de la resistencia. 

Más allá de los contenidos y las formas institucionales, por todo el mundo y a lo largo de todo el siglo XX emergieron formas cinematográficas no-reconciliadas con la finalidad ​imitativa de los avances tecnológicos. Estos films y los respectivos textos que reflexionan sobre ellos trazan una suerte de comunidad cinematográfica nómada en donde las imágenes, desatadas de las cadenas narrativas convencionales, logran desarmar la mirada vigilante que pretende neutralidad sobre los cuerpos para dejar en evidencia su carácter opresivo.
Entre quien filma y quien es filmado, entre las imágenes frankestenianas que reviven la
memoria de los caídos en rebelión y quienes siguen en pie de guerra, se alza la Potencia
contra el imperativo del Poder. 

En el tiempo presente la iniciativa de Ver y Poder no cumplió aún todavía los 2 años. Por los talleres y laboratorios han pasado un total de más de 40 personas, habiendo sido realizado entre CABA y La Plata. Aspiramos a llevar la iniciativa de este cine de guerrilla a más provincias, contagiando la urgencia, el deseo y la posibilidad producir y exhibir un cine del afecto, incompleto pero no impreciso, consciente de su lugar secundario en el mundo en general y en la historia de las revoluciones en particular. Dice JL Godard: Un cine que se sirva de los imágenes y los sonidos para morder, como si fueran labios y dientes; que nos interrogue para preguntarnos en dónde estamos, de donde venimos y cuál es nuestro lugar en el proceso de producción para luego cambiarlo. 


AA
Buenos Aires. 4/10/2019